Creón: - ¿Amas a Hemón?
Antígona: - Sí, amo a Hemón. Amo a un Hemón duro y joven; a un Hemón exigente y fiel, como yo. Pero si la vida, la felicidad de que usted habla de han de pasar por el con su desgaste, si Hemón no ha de palidecer ya cuando yo palidezca, si no ha de creerme muerta cuando tardo cinco minutos, si no ha de sentirse solo en el mundo y detestarme cuando me rio sin que el sepa porqué, si ha de convertirse a mi lado en el señor Hemón, si ha de aprender a decir que sí el también, entonces ya no amo a Hemón.
Antígona: - Sí, amo a Hemón. Amo a un Hemón duro y joven; a un Hemón exigente y fiel, como yo. Pero si la vida, la felicidad de que usted habla de han de pasar por el con su desgaste, si Hemón no ha de palidecer ya cuando yo palidezca, si no ha de creerme muerta cuando tardo cinco minutos, si no ha de sentirse solo en el mundo y detestarme cuando me rio sin que el sepa porqué, si ha de convertirse a mi lado en el señor Hemón, si ha de aprender a decir que sí el también, entonces ya no amo a Hemón.
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